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por Javier Brandoli
16 Agosto
2017
del Sitio Web
ElMundo
SERGIO G�MEZ
PROYECTO TLAOLCAN
Fue una 'casualidad', un 2 de octubre de 2003, la que descubri� la
entrada al inframundo
de Teotihuac�n y su hasta ahora m�s
importante secreto.
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Tres pasos:
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primero la lluvia
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luego el agua
provocando un agujero en el suelo de 83 cent�metros de
di�metro
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despu�s, la
aparici�n de un arque�logo del Instituto Nacional de
Antropolog�a e Historia, Sergio G�mez, que trabajaba en ese
momento en la conservaci�n del Templo de Quetzalc�atl
Sergio G�mez
descendi� con una cuerda hasta las entra�as de la tierra que se
abrieron.
"Cuando vi el
agujero, delimitamos el agua, consegu� una cuerda y me bajaron
con ella. Y ah� es cuando vi que exist�a el t�nel. No se pod�a
pasar porque estaba totalmente bloqueado con tierra y piedra.
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Y entonces es cuando
inici� esta investigaci�n que a�os despu�s ya denomin�
proyecto Tlalocan, que significa camino bajo la
tierra".
Descendimos hasta ese
inframundo teotihuacano cuyo paso est� prohibido al p�blico a trav�s
de un t�nel cavado que ha requerido ocho a�os de trabajo:
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la planificaci�n
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la retirada de
1.000 toneladas de piedra y tierra
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el empleo de
peque�os robots que se fueron adentrando por ese universo
secreto desde el que se intenta desvelar una enigm�tica
civilizaci�n que colaps� en el siglo VIII dejando un
fabuloso mundo de piedras abandonado
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SERGIO
G�MEZ
PROYECTO TLAOLCAN
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Hace dos semanas se
anunci� la posibilidad de que bajo la Pir�mide de La Luna
pudiera haber un tercer pasillo enterrado en el recinto
arqueol�gico, algo que Sergio pone en duda: hasta ahora s�lo se
hab�a encontrado el "fallido" t�nel de la
Pir�mide del Sol.
"En 1973 se descubre
en la Pir�mide del Sol un t�nel muy similar a �ste.
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Entonces no hab�a un
arque�logo y el administrador orden� limpiar todo y cuando lleg�
el arque�logo se espant� y pregunt� �d�nde est� todo lo que
hab�a aqu� dentro?", recuerda Sergio.
La cavidad, de 83
cent�metros, es hoy una escalera estrecha e iluminada que conduce al
centro mismo de la cosmolog�a teotihuacana.
"Lo curioso es que
los teotihuacanos rellenaron este t�nel con todo tipo de cosas,
incluso con cosas que ellos hab�an usado y ya no les serv�an
como collares o ropa.
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Entonces nuestra
labor se complicaba, ya que no se trataba s�lo de retirar lo que
hab�a, sino ir explorando poco a poco el relleno con el que
ellos sellaron el t�nel", dice el arque�logo.
Hubo ayudas:
la tecnolog�a
electromagn�tica y l�ser permiti� medirlo antes de recorrerlo y
comprobar que el sellado hab�a dejado todo ese ayer inalterado.
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SERGIO
G�MEZ
PROYECTO TLAOLCAN
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Una responsabilidad
La excitaci�n y responsabilidad era enorme.
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G�mez lleg� a plantear la
opci�n de que se encontraran por fin las tumbas nunca halladas de
Los Se�ores de Teotihuac�n. El
mundo arqueol�gico internacional puso sus ojos en un descubrimiento
hist�rico.
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Se usaron dos robots
dise�ados especialmente para introducirse por cavidades estrechas
con sus c�maras antes de comenzar el lento trabajo manual de
desescombro.
"Hemos usado
instrumentos muy peque�os para no destruir nada. Hemos
recuperado m�s de 100.000 objetos".
El final del trayecto iba
ense�ando cada vez m�s ofrendas en las que hallaban cantidad de
objetos
"Era un avance casi
de cent�metros. Hubo dos derrumbes y era peligroso. El t�nel
tiene 103 metros y quedaban los �ltimos 36.
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All� hab�a ofrendas
de caracolas provenientes del mar Caribe tra�das por los mayas
como regalos, restos de grandes felinos, el jade, inexistente en
M�xico y llevado desde Guatemala, y cer�micas con la imagen de
Tlaloc, la deidad principal del inframundo", explica el
investigador del Instituto de Antropolog�a e Historia.
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"Sab�amos que hab�a
algo importante al final", recuerda.
Tambi�n se hallaron
semillas, m�s de 19.000, la mayor cantidad nunca encontrada en un
sitio arqueol�gico.
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Est�n en excelente estado
de conservaci�n y se han pretendido germinar sin �xito:
calabaza, ma�z,
frijol...
Milagrosamente se ha
encontrado tambi�n, en un ejercicio de ciencia milim�trica, un trozo
de piel con pelo que se est� investigando y parece humana. Los
teotihuacanos desollaban hombres y luego se cubr�an con su piel.
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El sellado del t�nel hizo
que no hubiera cambios en sus condiciones meteorol�gicas y todo se
ha conservado casi intacto.
"Yo planteo que el
t�nel es una representaci�n, una met�fora del inframundo.
Todos los pueblos mesoamericanos conciben el cosmos en tres
niveles.
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La regi�n celeste,
arriba; el plano, donde vivimos nosotros; y, debajo, el mundo
subterr�neo.
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En lengua n�huatl se
llama Mictl�n. Es el lugar no de la muerte, sino de la
creaci�n, la vida se genera ah� abajo", dice G�mez mientras
avanzamos por el t�nel.
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SERGIO
G�MEZ
PROYECTO TLAOLCAN
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La excavaci�n tuvo
semanas en las que se avanzaba s�lo 10 cent�metros.
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Al final,
"avanzamos otro metro
y una nueva ofrenda. Est�bamos en el �ltimo tramo y hab�a glifos
mayas. La cabecita ten�a una escritura maya que sabemos qu�
dice: 'El se�or, el que manda'."
La relaci�n comercial y
guerrera entre ambos pueblos tiene ah� otra importante se�al.
"Muchos
investigadores dicen que los teotihuacanos quer�an difundir su
ideolog�a y establecer relaciones, pero no, ellos andaban en
busca de algo.
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�El qu�...? El jade
de all�, las plumas... las cosas valiosas que necesitaba la
�lite de aqu� para ostentar su poder. Por eso iban all�.
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Eran expediciones
militares y pol�ticas", dice el arque�logo mexicano.
Llegaron hasta las
ciudades mayas de
Tikal en Guatemala o de Cop�n en la
actual Honduras.
"Llegamos al final
del t�nel y encontramos dos esculturas. Son una mujer y un
hombre.
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Detr�s, decenas de
conchas y 14 pelotas de hule (juego de pelota), muchos
fragmentos de huesos de grandes felinos tra�dos de la zona maya
a los que cortan la cara. Tenemos grandes colmillos que indican
que eran animales enormes.
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Hay dos mujeres m�s a
los lados. Son, en total, tres mujeres id�nticas y un hombre.
Ellas son m�s altas y van vestidas con falda. El hombre va
desnudo.
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Las dos esculturas
est�n de pie, mirando a un punto que es el eje que comunica la
c�spide de la pir�mide con el inframundo:
inframundo,
tierra y plano celestial", advierte G�mez.
El inframundo del que
habla tiene una expresi�n muy real en sus restos.
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En este punto el suelo
parece una representaci�n del imaginario moldeado del infierno. La
tierra y la piedra se arrugan.
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En las paredes, encima de
nuestras cabezas, se observa a�n el brillo de pirita espolvoreada y
pegada a los muros con la que se pretend�a simular el firmamento,
las estrellas.
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SERGIO G�MEZ
PROYECTO TLAOLCAN
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"Cuando levantamos
las esculturas vemos que llevan algo cargando.
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Son espejos de pirita
y jade. Esto me llev� a plantear la hip�tesis de que estos
se�ores son la representaci�n en piedra de los fundadores de
Teotihuac�n.
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�Por qu�? Porque lo
que cargan son objetos que sirven para hacer la magia y la
adivinaci�n. El espejo sirve para ver el pasado y el futuro.
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Son los chamanes",
explica G�mez.
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Lo que a�n no
se sabe
Por unas cajas de madera que encontraron pudieron datar que las
ofrendas son de entre el a�o 100 y 250 de nuestra era.
"Mi idea es que estas
im�genes eran objetos de culto y de pronto deciden enterrarlas y
rellenar todo el t�nel para guardarlas all� abajo. Se trata de
resguardar el secreto de la creaci�n.
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El que tiene el
secreto de la creaci�n puede destruir porque tiene los elementos
para volver a crear.
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Por eso rellenan el
t�nel, para que nadie toque esto", explica el descubridor de
todo este mundo oculto bajo la pir�mide de La Serpiente
Emplumada de Teotihuac�n.
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Pero el descubrimiento
arqueol�gico m�s importante de las �ltimas d�cadas en la vieja
ciudad ceremonial teotihuacana no es suficiente para responder las
interrogantes de una civilizaci�n envuelta en un halo de misterio.
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Hace poco se anunci� la
posible aparici�n de otro nuevo t�nel bajo la Pir�mide de La Luna.
Pronto se sabr� si es verdad su existencia.
"No sabemos hasta que
no se explore. Los arque�logos no somos magos, trabajamos con
hip�tesis. No deber�a haber t�nel por la orientaci�n. Los
t�neles deben tener orientaci�n este-oeste.
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El espa�ol Fray
Bernardino Sahag�n pregunt� en el siglo XVI a los nobles
ind�genas:
'�C�mo entend�is
el inframundo?'.
Entonces le narraron:
'La entrada al
inframundo es desde el oeste y la parte m�s rica y llena de
abundancia est� en el este'.
Lo que corresponde
con la orientaci�n del t�nel. El sol, cuando se pone, va al
inframundo y recorre el camino del inframundo para volver a
surgir", se�ala Sergio.
La Pir�mide de la Luna no
tiene esa orientaci�n.
Entre esas interrogantes en suspenso est� tambi�n el no haber
encontrado las tumbas de
los gobernantes de Teotihuac�n.
"No hemos encontrado
el lugar donde deben estar. Yo pens� que pod�a ser aqu�.
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En todo caso, sabemos
que a los gobernantes se les incineraba y quiz� sus cenizas las
pusieron all� abajo y no las hemos podido detectar.
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Yo tengo una
hip�tesis, los teotihuacanos sacaron algo muy pesado del t�nel.
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Tenemos evidencias de
que con varias cuerdas sacaron algo muy pesado de adentro hac�a
fuera. Si hab�a una caja con los restos no lo sabemos, es caer
en la especulaci�n".
�Qu� m�s queda por saber?
"S�lo se ha explorado
el 5% de lo que fue la ciudad. Visitamos la parte c�vico
ceremonial, pero fuera est�n los barrios que habitaba la gente.
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All� est�n las
evidencias de la vida teotihuacana", responde Sergio.
Ese fuera del que habla
el arque�logo es en 2017 un mundo superpuesto de viviendas y
poblaciones modernas.
La �ltima gran duda es el colapso de una civilizaci�n que alrededor
del siglo VIII abandona y destruye en parte una ciudad que domin� lo
que hoy es el actual M�xico y dej� un mundo de piedra que tap� la
naturaleza y no se redescubri� hasta muchos siglos despu�s.
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Los aztecas, cuando
llegaron al Valle de M�xico en el siglo XIV, vieron las ruinas,
renombraron algunos lugares y pasaron de largo antes de fundar
Tenochtitl�n (actual Ciudad de M�xico), mientras que los espa�oles,
dos siglos despu�s, lo que encontraron ya fueron pir�mides y
edificios ocultos totalmente por la tierra y la vegetaci�n.
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"El colapso de
Teotihuac�n se explica con muchos factores.
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Hab�a poco desarrollo
tecnol�gico y una poblaci�n que alcanz� las 200.000 personas. La
ciudad abandon� pronto sus obras hidr�ulicas y se abastec�a de
los alimentos que le mandaban otras ciudades que quiz� dejaron
de mandarles esos abastos.
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Hubo una extrema
desigualdad social que se acrecent� con los siglos y que gener�
mucha inseguridad y conflictos.
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Hay evidencias de que
se cerraron calles y se instalaron casetas de vigilancia en las
esquinas alrededor del a�o 650. Los numerosos drenajes de agua
se taparon por la basura arrojada y el agua entr� en las casas.
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El estado dej� de
funcionar. Ya no se pod�a vivir aqu� y la gente abandon� el
lugar, enfadada e incendiando edificios p�blicos.
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Marcharon a otras
ciudades".
As� qued� Teotihuac�n, la
ciudad de los dioses, oculta durante siglos al ser humano.
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El M�xico moderno la
redescubri� a finales del siglo XIX y ha intentado explicarla desde
entonces. Ese agujero de 83 cent�metros de di�metro provocado por la
lluvia tiene algunas de las respuestas.
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Ahora se est� ordenando y
estudiando todo el material hallado, del enigm�tico inframundo
teotihuacano que dejamos atr�s para regresar al universo de los
vivos, del presente, el del hombre.
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