por�Alicia McDermott
26 Octubre 2016

del�Sitio Web�Ancient-Origins

traducci�n de Adela Kaufmann
Versi�n original en ingles

"Dedos de los pies" visto en la base

de la extra�a estructura de roca

encontrada en la expedici�n.

Despu�s de�construir la confianza�con un pueblo Shuar local, regresamos una vez m�s para explorar las Cuevas de Los Tayos en Ecuador.

Mientras la b�squeda de las entradas ocultas de las cuevas contin�a, nuestra reciente expedici�n tambi�n demostr� que los secretos del �rea pueden ir m�s all� de las cuevas y los cuentos del�Padre Crespi�y sus misteriosos tesoros.

D�a uno

El viaje al pueblo donde�vive�Luis,�nuestro anfitri�n,�cerca del�r�o Pastaza�no es f�cil, pero seguro que es emocionante para quienes anhelan la aventura que acompa�a a las pendientes empinadas y resbaladizas, un "puente de peligro" (un delgado tronco de �rbol y otra pieza de madera colocada a su lado) y afloramientos de rocas dentadas en la selva amaz�nica.

Nuestro peque�o grupo estaba compuesto por los miembros John�y�Alicia, y los entusiastas de la arqueolog�a y los miembros de AO Premium�Wendi�and�Scott.

Llegamos al pueblo con algunos golpes y hematomas, pero en total listos para comenzar la b�squeda de entradas a las cuevas y cualquier otra cosa que pueda surgir.

Scott, John y Wendi

Hacen una pausa en su senderismo para tomar una foto en la selva.�

La comunidad nos recibi� calurosamente y se alegramos de tener nuevos visitantes.

Mientras preparamos nuestras habitaciones simples, nos proporcionaron un poco de papaya de su jard�n.�Conversamos durante la cena sobre los hu�spedes anteriores y futuros antes de dirigirnos al r�o para observar las estrellas.�

A medida que la niebla avanzaba, regresamos a la oscura casa de hu�spedes, donde una fr�a ducha de cubo esperaba a aquellos que sent�an que la humedad ya estaba teniendo su efecto.

Parte de la jungla no lejos del pueblo.

Pronto nos enteramos de que no �ramos los �nicos seres en ese alojamiento: los murci�lagos y una serpiente se hicieron famosos esa noche y en los d�as siguientes.


Mariposas

Ejemplos de dos de las criaturas m�s benignas

nos encontramos en nuestra expedici�n.


D�a dos

Nos sirvieron un abundante desayuno en preparaci�n para lo que iba a ser un d�a muy largo.

A las 8:30 a.m. salimos con un resorte en nuestro paso.�Desafortunadamente, poco despu�s de haber pasado por algunos senderos delgados fuimos atacados por avispas poderosas que pod�an perforar nuestra ropa y aferrarse incluso cuando tratamos de sacudirlas y aplastarlas.

Esa experiencia nos dej� a la mayor�a de nosotros con grandes ronchas rojas para el resto de la expedici�n.��No �bamos a dejar que esa desafortunada experiencia nos detuviera!

Nuestra primera parada planificada fue visitar una de las entradas de la cueva encontrada durante la �ltima expedici�n.

Despu�s de repeler, John nos inform� que era intransitable una vez dentro.�


John en una de las entradas de la cueva.


Entonces, partimos a lo largo de la playa hacia otro conjunto de t�neles que se exploraron parcialmente la �ltima vez.

Cuando hab�amos conquistado el barro resbaladizo en el camino, nos encontramos con una serie interminable de murci�lagos y p�jaros enojados.�Por suerte para nosotros, ellos solo se abalanzaron y se cruzaron en nuestro camino.

El chirrido de los animales angustiados puede dar alguna explicaci�n de por qu� los�shuar�cre�an que los esp�ritus se pod�an encontrar dentro de la cueva y que no continuar�an buscando esos t�neles despu�s de cierto punto.


Caminamos (ya veces nad�bamos) a trav�s de diversos niveles de aguas fr�as y finalmente llegamos a un lugar que parec�a ser intransitable, al menos a primera vista.

Scott desafi� los acantilados y entr� en lo que pronto llamamos "el sendero de Scott", una peque�a �rea que estaba cerca del techo de la cueva e implic� un trabajo de pies muy cuidadoso para cruzar rocas irregulares.


Scott y Wendi en una cueva.


Despu�s de horas de numerosos resbalones, ca�das, rasgu�os y magulladuras, finalmente llegamos al final de esta cueva.

No se encontraron tesoros ni rastros dentro.

Sin embargo, s� encontramos evidencia de posibles herramientas de piedra entre un conjunto de rocas negras y suaves.�Aparte de esto, notamos una extra�a sustancia blanca con gotitas de oro en algunas piezas de objetos similares a ramitas.

Desde una roca negra y una agrupaci�n de sustancia blanca encontramos el esqueleto de un p�jaro.



Tres posibles herramientas de piedra

y una de las rocas negras y suaves encontradas en una de las cuevas.


El ensamblaje de rocas

con uno de los posibles raspadores de piedra.



El esqueleto de p�jaro encontrado encima de una colecci�n

de la sustancia blanca y objetos parecidos a ramas.

Al salir, otra sorpresa estaba esperando a ser encontrada: una serpiente se asom� a nosotros desde una grieta justo detr�s de donde entramos cautelosamente a las fr�as aguas.

La serpiente nos dej�, y nos apresuramos hacia el final de esa secci�n.


Scott y Wendi

en el agua en una de las cuevas.


Cuando pasamos por una secci�n de la cueva, notamos un pasaje sobre nosotros que podr�a haber albergado una habitaci�n peque�a.

John escal� las rocas resbaladizas y se puso a inspeccionar las cosas a medida que mostr�bamos una luz desde otro lado para ver si era una habitaci�n real o solo un pasaje corto.

Se vio la luz y John se prepar� para hacer su descenso ... solo para descubrir que de la forma en que hab�a subido no era tan f�cil de bajar.


Scott estaba listo para ayudar una vez m�s y se ofreci� a guiar los pies de John por la pared.�Desafortunadamente para �l, el pie aparentemente seguro que utiliz� para elevarse un poco m�s alto no era lo que parec�a.

Cuando la cornisa rocosa donde estaba parado se separ�, Scott cay� de espaldas en el medio del pasillo.

�Esta fue probablemente la �nica vez que estuvo feliz de llevar la mochila grande y acolchada!


Wendi atendiendo un pie herido

y Scott tomando un merecido descanso de las cuevas.


A pesar del aumento en el n�mero de cortes, rasgu�os, golpes y moretones, el equipo mantuvo el �nimo y continu� nuestra b�squeda de sitios interesantes en el largo viaje de regreso a nuestro alojamiento.

Fuimos recompensados por nuestra curiosidad con una estructura de roca misteriosa que corr�a a lo largo de una gran secci�n de tierra cerca del r�o.

Sin embargo, tuvimos que dejarlo atr�s por lo menos una noche, como a las 6:00 pm y por la r�pida oscuridad que se avecinaba estaba en camino.

Vista general y detalle de la gran estructura de roca

que nos encontramos en la expedici�n.


Tercer d�a

Encontramos la manera de pasar la colmena de avispas a�n activa y nos dirigimos directamente a la estructura rocosa que llam� nuestra atenci�n la tarde anterior.�

All� buscamos el �rea frente a las rocas y notamos la aparici�n de "dedos de los pies" al pie de la estructura.

Pero las rocas no pod�an ser nuestro enfoque ese d�a y despu�s de un r�pido reconocimiento de la zona continuamos buscando entradas a las cuevas.


Wendi y Scott examinando la formaci�n rocosa.



"Dedos de los pies" visto en la base de la estructura de la roca.



El sol sali� con toda su fuerza, por lo que est�bamos listos para un ba�o en el momento en que llegamos a aguas m�s tranquilas a lo largo del r�o.

Mientras algunos de nosotros nos refresc�bamos en el agua fr�a, Wendi se dirigi� hacia una "pared de roca" m�s peque�a y explor� el �rea cercana.�

Encontr� una posible entrada a la cueva bajo algunos �rboles y llam� al resto del equipo para investigar.


La "pared de roca" m�s peque�a

cerca de las aguas m�s tranquilas del r�o.


Todos buscamos en el terreno dif�cil m�s entradas a las cuevas, y el resultado del trabajo de esa tarde fue de al menos cinco entradas posibles en un �rea relativamente peque�a.

Sin embargo, el calor del sol y los factores de estr�s f�sicos comenzaron a pasar factura al equipo y tuvimos que regresar al campamento un poco m�s temprano ese d�a.


Caminando sobre las rocas cerca del r�o.


D�a cuatro

La estructura de roca llam� nuestra atenci�n una vez m�s y decidimos pasar m�s tiempo examin�ndola.

Sin embargo, no pudimos encontrar ninguna entrada que pudi�ramos atravesar ni ning�n material arqueol�gico claro que sugiriera su prop�sito o creaci�n.

Por lo tanto, el equipo se dividi� en dos grupos y se abri� paso entre la maleza para trepar por la aparente "pared" de rocas gigantes, pero a�n no encontramos ninguna entrada o evidencia concreta de que las piedras grandes se hubieran colocado intencionalmente.

Sin otras herramientas, no pudimos ver m�s all� o debajo de las piedras grandes.

Entonces, sus or�genes siguen siendo inciertos.

Fotos de la extra�a estructura rocosa.



Luego, fuimos a buscar la fuente de un arroyo que hab�amos cruzado el d�a anterior.

El r�o hab�a subido bastante en los �ltimos d�as y vimos claras se�ales de la inminente temporada de lluvias.�El equipo subi� y cort� nuestro camino a trav�s de la maleza hacia la roca blanca que estaba muy por encima del r�o.�

Experimentamos una escalada seria ese d�a.�

Subimos una empinada ladera de roca con mano natural y puntos de apoyo y encontramos otra serie de entradas.

Desafortunadamente, todas las aperturas resultaron ser impenetrables y una roca afilada dentro proporcion� un corte profundo en la mano de un miembro del equipo.


Tomando un descanso en el camino cuesta arriba.


Despu�s de nuestro descenso, uno de los miembros del equipo se enferm� y otro sufri� una ca�da en el borde rocoso del r�o.

Regresamos a nuestro alojamiento donde nos arreglamos m�s minuciosamente con los botiquines e intentamos descansar nuestros cuerpos doloridos sobre las camas ligeramente acolchadas.�

M�s tarde esa noche la naturaleza nos ayud� a calmarnos ya que revel� su belleza una vez m�s, esta vez en la forma de un manto de estrellas.

D�a Cinco - Salida

En nuestra �ltima ma�ana en el pueblo de Tayos, nos despertamos y vimos que la noche clara en la que nos maravillamos hace poco se hab�a convertido en un cielo matinal premonitorio.

Nuestra partida a�Cuenca�estaba prevista para las 7:30 a.m. y, a pesar del aumento de las nubes y las frecuentes lluvias, nos despedimos de la aldea.�

Algunos de nuestros anfitriones tuvieron la amabilidad de acompa�arnos y ayudarnos mientras avanz�bamos lentamente por la empinada colina, a trav�s del barro, m�s all� del (ahora resbaladizo) "puente de peligro", y avanz�bamos a trav�s de la lluvia hacia la carretera.

Tal vez, como era de esperar, cuando llegamos a la cima una hora m�s tarde, las nubes se hab�an despejado y un c�lido sol nos recibi� una vez m�s.


El equipo en el camino de regreso a Cuenca.

Envolviendo una expedici�n

Nuevas entradas a las cuevas de Los Tayos a�n est�n en espera de ser exploradas y la estructura rocosa cercana contin�a atray�ndose con su misterio.

Qu� secretos�tiene todav�a esta fascinante regi�n y cu�ndo ser�n revelados?�Nuestro tiempo en la aldea y cuevas de Los Tayos fue una experiencia que nadie olvidar�.

Las siguientes son reflexiones escritas por Wendi y Scott sobre lo que se llevaron de esta expedici�n.

Wendi

Mi inter�s en la antropolog�a y la arqueolog�a comenz� hace muchos a�os.

La experiencia de expedici�n con Ancient Origins ofreci� la oportunidad perfecta para experimentar de primera mano los aspectos de campo de ambas disciplinas.�

Encontr� el desaf�o de hacer trekking a trav�s de la selva amaz�nica estimulando y construyendo la confianza.�Explorar�
las cuevas de Los Tayos�fue una experiencia ardua pero emocionante.

Buscar en los acantilados del r�o entradas desconocidas fue emocionante y estimulante.�Disfrut� especialmente con la gente Shuar y viviendo en su entorno.�

El personal de Ancient Origins es conocedor y servicial.�Su amabilidad y compa�erismo van m�s all� de sus obligaciones profesionales.

Scott

Cualquier persona que me conoce sabe que mi vida comenz� con amor por la arqueolog�a.

Muchos viajes planeados se han visto frustrados por disturbios pol�ticos o tragedias personales a lo largo de mis 63 a�os de experiencia.�Finalmente, este viaje con John y Alicia de Ancient Origins cumpli� todos mis a�os de preguntarme y de esperar la oportunidad.

La expedici�n de Ancient Origins despert� mi apetito por muchas m�s aventuras similares.


Si uno hace el tiempo, su orientaci�n es excelente y muy asequible.�Excede tus expectativas de aventura real en la historia y nuestros antiguos or�genes.