"Bésame Mucho" (Kiss me generously) is a song written in 1940 by Mexican songwriter Consuelo Velázquez.
It is one of the most famous boleros, and was recognized in 1999 as the most sung and recorded Mexican song in the world.
Inspiration
According to Velázquez herself, she wrote this song even though she had never been kissed yet at the time and kissing, as she heard, was considered a sin.
She was inspired by the piano piece "Quejas, o la Maja y el Ruiseñor" from the 1911 suite Goyescas by Spanish composer Enrique Granados, which he later also included as Aria of the Nightingale in his 1916 opera of the same name.
Comments on lyrics
There are slight differences in the wording at the end of the chorus, regarding the words perderte después meaning "to lose you afterwards". Considering that Velázquez may have been fifteen years old when she wrote the song, this sentence reflects inexperience and innocence. Indeed, a video from "TV Mexicana" shows Consuelo Velázquez playing the piano while the singer sings perderte después. Many interpretations use perderte otra vez ("lose you once again") instead of the original perderte después ("lose you afterwards").
Freddy (Fredesvinda García Valdés) Céspedes, Camagüey, 1933. Llega a La Habana a los 12 años para colocarse de doméstica. Para fines de los '58, ya era un personaje conocido de la farándula cubana; una señora que pesaba unas 300 libras, que frecuenta café-bars como El Celeste, y que cantaba a cappella, con mucho feeling y con una voz de contralto que sonaba como un contrabajo bien tocado. A la sazón, trabajaba de cocinera en una residencia del Vedado. Total, que para 1959 estaba catapultada al éxito, en los mejores cabarets de Cuba. Era el último hallazgo. Guillermo Cabrera Infante la noveliza como Estrella, en su novela Tres Tristes Tigres, y le dedica varios capítulos. Tal es su fascinación por ella, que esos capítulos se han publicado separados, como una novela per se. Freddy graba su ú...
published: 05 Dec 2010
Freddy – Bésame Mucho (Perlas Cubanas)
Freddy
1Freddy – La Cita
2Freddy – Noche de Ronda
3Freddy – Debí Llorar
4Freddy – Sombras y Más Sombras
5Freddy – Tengo
6Freddy – Bésame Mucho
7Freddy – Vivamos Hoy
8Freddy – Freddy
9Freddy – Gracias Mi Amor
10Freddy – Tengo que Decirte
11Freddy – El Hombre que yo Ame
12Freddy – Noche y Día
Síguenos en:
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published: 03 Mar 2015
La Freddy - Besame Mucho
La incomparable voz de La Freddy - La Voz del Sentimiento
Descomunalmente gorda. Para colmo, se llamaba Fredesvinda García Valdés. Trabajaba en la cocina de la mansión del doctor Arturo Bengochea, el presidente de la Liga Cubana de Béisbol Profesional.
Cada noche, con un vestido barato y sus enormes sandalias sin tacón, sentada en el Bar Celeste, tomaba ron y escuchaba la victrola. Luego de varios tragos, empezaba a contonearse con la música y a cantar a media voz. En su otro mundo, Freddy se sentía a gusto.
Una noche, apagaron la victrola y le pidieron que cantara. No tuvieron que insistirle. Freddy se sabía todos los boleros. Con su voz de contralto, venida directamente de Dios, los cantaba como nadie. Era como si hubiera vivido todos aquellos amores desdichados. Como si le fuera ...
Freddy (Fredesvinda García Valdés) Céspedes, Camagüey, 1933. Llega a La Habana a los 12 años para colocarse de doméstica. Para fines de los '58, ya era un perso...
Freddy (Fredesvinda García Valdés) Céspedes, Camagüey, 1933. Llega a La Habana a los 12 años para colocarse de doméstica. Para fines de los '58, ya era un personaje conocido de la farándula cubana; una señora que pesaba unas 300 libras, que frecuenta café-bars como El Celeste, y que cantaba a cappella, con mucho feeling y con una voz de contralto que sonaba como un contrabajo bien tocado. A la sazón, trabajaba de cocinera en una residencia del Vedado. Total, que para 1959 estaba catapultada al éxito, en los mejores cabarets de Cuba. Era el último hallazgo. Guillermo Cabrera Infante la noveliza como Estrella, en su novela Tres Tristes Tigres, y le dedica varios capítulos. Tal es su fascinación por ella, que esos capítulos se han publicado separados, como una novela per se. Freddy graba su único disco, comienza a viajar a México, y termina la gira quedándose en Puerto Rico, donde muere en 1961.
Tomado de Cristobal Díaz-Ayala, "Encyclopedic Discography of Cuban Music 1925-1960″
Freddy (Fredesvinda García Valdés) Céspedes, Camagüey, 1933. Llega a La Habana a los 12 años para colocarse de doméstica. Para fines de los '58, ya era un personaje conocido de la farándula cubana; una señora que pesaba unas 300 libras, que frecuenta café-bars como El Celeste, y que cantaba a cappella, con mucho feeling y con una voz de contralto que sonaba como un contrabajo bien tocado. A la sazón, trabajaba de cocinera en una residencia del Vedado. Total, que para 1959 estaba catapultada al éxito, en los mejores cabarets de Cuba. Era el último hallazgo. Guillermo Cabrera Infante la noveliza como Estrella, en su novela Tres Tristes Tigres, y le dedica varios capítulos. Tal es su fascinación por ella, que esos capítulos se han publicado separados, como una novela per se. Freddy graba su único disco, comienza a viajar a México, y termina la gira quedándose en Puerto Rico, donde muere en 1961.
Tomado de Cristobal Díaz-Ayala, "Encyclopedic Discography of Cuban Music 1925-1960″
Freddy
1Freddy – La Cita
2Freddy – Noche de Ronda
3Freddy – Debí Llorar
4Freddy – Sombras y Más Sombras
5Freddy – Tengo
6Freddy – Bésame Mucho
7Freddy – Vivamo...
Freddy
1Freddy – La Cita
2Freddy – Noche de Ronda
3Freddy – Debí Llorar
4Freddy – Sombras y Más Sombras
5Freddy – Tengo
6Freddy – Bésame Mucho
7Freddy – Vivamos Hoy
8Freddy – Freddy
9Freddy – Gracias Mi Amor
10Freddy – Tengo que Decirte
11Freddy – El Hombre que yo Ame
12Freddy – Noche y Día
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La incomparable voz de La Freddy - La Voz del Sentimiento
Descomunalmente gorda. Para colmo, se llamaba Fredesvinda García Valdés. Trabajaba en la cocina de la...
La incomparable voz de La Freddy - La Voz del Sentimiento
Descomunalmente gorda. Para colmo, se llamaba Fredesvinda García Valdés. Trabajaba en la cocina de la mansión del doctor Arturo Bengochea, el presidente de la Liga Cubana de Béisbol Profesional.
Cada noche, con un vestido barato y sus enormes sandalias sin tacón, sentada en el Bar Celeste, tomaba ron y escuchaba la victrola. Luego de varios tragos, empezaba a contonearse con la música y a cantar a media voz. En su otro mundo, Freddy se sentía a gusto.
Una noche, apagaron la victrola y le pidieron que cantara. No tuvieron que insistirle. Freddy se sabía todos los boleros. Con su voz de contralto, venida directamente de Dios, los cantaba como nadie. Era como si hubiera vivido todos aquellos amores desdichados. Como si le fuera la vida en ponerle melodía a los pesares del alma.
El bar era frecuentado por artistas y músicos que recalaban en él cuando terminaban de trabajar en los cabarets cercanos. Freddy no permitía que la acompañaran. No necesitaba piano ni guitarra. Le bastaba con su garganta.
Cantaba a capella. Con una insoportable dulzura triste que casi te reventaba el corazón. El que la oyera cantar un bolero, ya no podía olvidar esa voz. Tenía algo que nadie podía explicar con palabras.
Las madrugadas del Bar Celeste ya no lo fueron más sin el rito de que, a la medianoche, la victrola callara para, bajo el spotligh, darle vía libre a Freddy.
Alguna de esas madrugadas de extraña magia, Guillermo Cabrera Infante vio y oyó a Freddy. Años después la convirtió en uno de los personajes de Tres Tristes Tigres: la cantante Estrella Rodríguez. La estrella del monólogo en 8 partes de Códac, "Ella cantaba boleros".
Sólo Cabrera Infante podía lograr un retrato como éste:
"con un vaso en la mano, moviéndose al compás de la música, moviendo las caderas, todo su cuerpo, de una manera bella, no obscena pero sí sexual y bellamente, meneándose a ritmo, canturreando por entre los labios aporreados, sus labios gordos y morados, a ritmo, agitando el vaso a ritmo, rítmicamente, bellamente el efecto total era de una belleza tan distinta, tan horrible, tan nueva"
Una noche, llegó al bar Aida Diestro con alguna de las muchachas de su cuarteto. Se acercó a Freddy y le dijo que le encantaba su voz. Estaba dispuesta a montarle un buen repertorio y a proponerla para el show del Capri.
Con Aida, Freddy fue a la audición del Capri y firmó el contrato. Dejó para siempre la cocina del doctor Bengochea para cantar profesionalmente.
En Diciembre del 1959, Freddy hice su debut televisivo en el programa Jueves de Partagás.
Fue un cuento de hadas rollizas y melancólicas. Ambientado en una Habana que ya había sido condenada por los que se decían sus redentores, no podía tener un final feliz.
El Bar Celeste ya no existe. Freddy tampoco. Su corazón no resistió tanta pena. Su voz quedó en un disco de larga duración grabado en 1960. El único que grabó. Una rareza para coleccionistas. La placa de acetato número 552 de la firma Puchito: Noche y día, Freddy con la orquesta de Humberto Suárez.
En el disco viene La Estrella, la canción que Ela O'Farrill compuso especialmente para Freddy:
"No era nada ni nadie, ahora dicen que soy una estrella,
Que me convertí en una de ellas para brillar en la eterna noche".
La incomparable voz de La Freddy - La Voz del Sentimiento
Descomunalmente gorda. Para colmo, se llamaba Fredesvinda García Valdés. Trabajaba en la cocina de la mansión del doctor Arturo Bengochea, el presidente de la Liga Cubana de Béisbol Profesional.
Cada noche, con un vestido barato y sus enormes sandalias sin tacón, sentada en el Bar Celeste, tomaba ron y escuchaba la victrola. Luego de varios tragos, empezaba a contonearse con la música y a cantar a media voz. En su otro mundo, Freddy se sentía a gusto.
Una noche, apagaron la victrola y le pidieron que cantara. No tuvieron que insistirle. Freddy se sabía todos los boleros. Con su voz de contralto, venida directamente de Dios, los cantaba como nadie. Era como si hubiera vivido todos aquellos amores desdichados. Como si le fuera la vida en ponerle melodía a los pesares del alma.
El bar era frecuentado por artistas y músicos que recalaban en él cuando terminaban de trabajar en los cabarets cercanos. Freddy no permitía que la acompañaran. No necesitaba piano ni guitarra. Le bastaba con su garganta.
Cantaba a capella. Con una insoportable dulzura triste que casi te reventaba el corazón. El que la oyera cantar un bolero, ya no podía olvidar esa voz. Tenía algo que nadie podía explicar con palabras.
Las madrugadas del Bar Celeste ya no lo fueron más sin el rito de que, a la medianoche, la victrola callara para, bajo el spotligh, darle vía libre a Freddy.
Alguna de esas madrugadas de extraña magia, Guillermo Cabrera Infante vio y oyó a Freddy. Años después la convirtió en uno de los personajes de Tres Tristes Tigres: la cantante Estrella Rodríguez. La estrella del monólogo en 8 partes de Códac, "Ella cantaba boleros".
Sólo Cabrera Infante podía lograr un retrato como éste:
"con un vaso en la mano, moviéndose al compás de la música, moviendo las caderas, todo su cuerpo, de una manera bella, no obscena pero sí sexual y bellamente, meneándose a ritmo, canturreando por entre los labios aporreados, sus labios gordos y morados, a ritmo, agitando el vaso a ritmo, rítmicamente, bellamente el efecto total era de una belleza tan distinta, tan horrible, tan nueva"
Una noche, llegó al bar Aida Diestro con alguna de las muchachas de su cuarteto. Se acercó a Freddy y le dijo que le encantaba su voz. Estaba dispuesta a montarle un buen repertorio y a proponerla para el show del Capri.
Con Aida, Freddy fue a la audición del Capri y firmó el contrato. Dejó para siempre la cocina del doctor Bengochea para cantar profesionalmente.
En Diciembre del 1959, Freddy hice su debut televisivo en el programa Jueves de Partagás.
Fue un cuento de hadas rollizas y melancólicas. Ambientado en una Habana que ya había sido condenada por los que se decían sus redentores, no podía tener un final feliz.
El Bar Celeste ya no existe. Freddy tampoco. Su corazón no resistió tanta pena. Su voz quedó en un disco de larga duración grabado en 1960. El único que grabó. Una rareza para coleccionistas. La placa de acetato número 552 de la firma Puchito: Noche y día, Freddy con la orquesta de Humberto Suárez.
En el disco viene La Estrella, la canción que Ela O'Farrill compuso especialmente para Freddy:
"No era nada ni nadie, ahora dicen que soy una estrella,
Que me convertí en una de ellas para brillar en la eterna noche".
Freddy (Fredesvinda García Valdés) Céspedes, Camagüey, 1933. Llega a La Habana a los 12 años para colocarse de doméstica. Para fines de los '58, ya era un personaje conocido de la farándula cubana; una señora que pesaba unas 300 libras, que frecuenta café-bars como El Celeste, y que cantaba a cappella, con mucho feeling y con una voz de contralto que sonaba como un contrabajo bien tocado. A la sazón, trabajaba de cocinera en una residencia del Vedado. Total, que para 1959 estaba catapultada al éxito, en los mejores cabarets de Cuba. Era el último hallazgo. Guillermo Cabrera Infante la noveliza como Estrella, en su novela Tres Tristes Tigres, y le dedica varios capítulos. Tal es su fascinación por ella, que esos capítulos se han publicado separados, como una novela per se. Freddy graba su único disco, comienza a viajar a México, y termina la gira quedándose en Puerto Rico, donde muere en 1961.
Tomado de Cristobal Díaz-Ayala, "Encyclopedic Discography of Cuban Music 1925-1960″
La incomparable voz de La Freddy - La Voz del Sentimiento
Descomunalmente gorda. Para colmo, se llamaba Fredesvinda García Valdés. Trabajaba en la cocina de la mansión del doctor Arturo Bengochea, el presidente de la Liga Cubana de Béisbol Profesional.
Cada noche, con un vestido barato y sus enormes sandalias sin tacón, sentada en el Bar Celeste, tomaba ron y escuchaba la victrola. Luego de varios tragos, empezaba a contonearse con la música y a cantar a media voz. En su otro mundo, Freddy se sentía a gusto.
Una noche, apagaron la victrola y le pidieron que cantara. No tuvieron que insistirle. Freddy se sabía todos los boleros. Con su voz de contralto, venida directamente de Dios, los cantaba como nadie. Era como si hubiera vivido todos aquellos amores desdichados. Como si le fuera la vida en ponerle melodía a los pesares del alma.
El bar era frecuentado por artistas y músicos que recalaban en él cuando terminaban de trabajar en los cabarets cercanos. Freddy no permitía que la acompañaran. No necesitaba piano ni guitarra. Le bastaba con su garganta.
Cantaba a capella. Con una insoportable dulzura triste que casi te reventaba el corazón. El que la oyera cantar un bolero, ya no podía olvidar esa voz. Tenía algo que nadie podía explicar con palabras.
Las madrugadas del Bar Celeste ya no lo fueron más sin el rito de que, a la medianoche, la victrola callara para, bajo el spotligh, darle vía libre a Freddy.
Alguna de esas madrugadas de extraña magia, Guillermo Cabrera Infante vio y oyó a Freddy. Años después la convirtió en uno de los personajes de Tres Tristes Tigres: la cantante Estrella Rodríguez. La estrella del monólogo en 8 partes de Códac, "Ella cantaba boleros".
Sólo Cabrera Infante podía lograr un retrato como éste:
"con un vaso en la mano, moviéndose al compás de la música, moviendo las caderas, todo su cuerpo, de una manera bella, no obscena pero sí sexual y bellamente, meneándose a ritmo, canturreando por entre los labios aporreados, sus labios gordos y morados, a ritmo, agitando el vaso a ritmo, rítmicamente, bellamente el efecto total era de una belleza tan distinta, tan horrible, tan nueva"
Una noche, llegó al bar Aida Diestro con alguna de las muchachas de su cuarteto. Se acercó a Freddy y le dijo que le encantaba su voz. Estaba dispuesta a montarle un buen repertorio y a proponerla para el show del Capri.
Con Aida, Freddy fue a la audición del Capri y firmó el contrato. Dejó para siempre la cocina del doctor Bengochea para cantar profesionalmente.
En Diciembre del 1959, Freddy hice su debut televisivo en el programa Jueves de Partagás.
Fue un cuento de hadas rollizas y melancólicas. Ambientado en una Habana que ya había sido condenada por los que se decían sus redentores, no podía tener un final feliz.
El Bar Celeste ya no existe. Freddy tampoco. Su corazón no resistió tanta pena. Su voz quedó en un disco de larga duración grabado en 1960. El único que grabó. Una rareza para coleccionistas. La placa de acetato número 552 de la firma Puchito: Noche y día, Freddy con la orquesta de Humberto Suárez.
En el disco viene La Estrella, la canción que Ela O'Farrill compuso especialmente para Freddy:
"No era nada ni nadie, ahora dicen que soy una estrella,
Que me convertí en una de ellas para brillar en la eterna noche".
"Bésame Mucho" (Kiss me generously) is a song written in 1940 by Mexican songwriter Consuelo Velázquez.
It is one of the most famous boleros, and was recognized in 1999 as the most sung and recorded Mexican song in the world.
Inspiration
According to Velázquez herself, she wrote this song even though she had never been kissed yet at the time and kissing, as she heard, was considered a sin.
She was inspired by the piano piece "Quejas, o la Maja y el Ruiseñor" from the 1911 suite Goyescas by Spanish composer Enrique Granados, which he later also included as Aria of the Nightingale in his 1916 opera of the same name.
Comments on lyrics
There are slight differences in the wording at the end of the chorus, regarding the words perderte después meaning "to lose you afterwards". Considering that Velázquez may have been fifteen years old when she wrote the song, this sentence reflects inexperience and innocence. Indeed, a video from "TV Mexicana" shows Consuelo Velázquez playing the piano while the singer sings perderte después. Many interpretations use perderte otra vez ("lose you once again") instead of the original perderte después ("lose you afterwards").
Besame, besame mucho como si fuera esta noche la ultima vez Besame, besame mucho que tengo miedo perderte y lo verte despues Besame, besame mucho como si fuera esta noche la ultima vez Besame, besame mucho que tengo miedo perderte, perderte, despues Quiero sentirte muy cerca mirarme en tus ojos verte junto a mi Piensa que tal vez mañana yo estare muy lejos, muy lejos de aqui... Pero, Besame, besame mucho como si fuera esta noche la ultima vez Besame, besame mucho que tengo miedo perderte, perderte despues Que tengo miedo perderte, perderte despues