- 1 De ahora en adelante usaremos solamente su primer nombre, Manuela. El uso de los nombres propios p (...)
- 2 Nos gustaría agradecer a Linda González Cárdenas y Laura Pérez Gil por su trabajo de traducción y (...)
1En julio de 2023, Manuela Carneiro da Cunha cumplió 80 años. Nacida en Portugal, y viviendo en Brasil desde los 11 años de edad, Manuela1 imprimió en Brasil y en la antropología una marca profunda tanto en su robusta obra académica, iniciada en la década de 1970 –y de la cual proporcionamos aquí apenas un breve panorama–, como en su fuerte y precoz activismo político. Con seguridad, sus lectores brasileños conocen su doble acción: su dedicación teórico conceptual a la antropología articulada con la defensa de los derechos de los pueblos. Los lectores de otras nacionalidades posiblemente se acerquen a estos detalles por primera vez2.
- 3 [N.T.] También conocidos como seringueiros en Brasil, los siringueros son trabajadores que se ocup (...)
2Su trabajo teórico ha estado enfocado en plantear y proponer abordajes frente a grandes problemas de la etnología amerindia, de la antropología respecto a los Estados nacionales poscoloniales y de las políticas de conocimiento que atraviesan la historia de la globalización capitalista. El activismo se concentra en una vigorosa defensa de los derechos de los pueblos indígenas y tradicionales, condición indispensable para que sus vidas puedan continuar en sus formas locales, libres e insumisas ante las violencias de las cuales han sido víctimas en diferentes periodos de colonización. En una entrevista para la elaboración de este artículo, Manuela dijo que en estos últimos años ha sido tan solo una activista –como si eso de alguna forma pudiera separarse de la construcción de conocimiento realizada en sus varios desplazamientos–. En efecto, para la realización de sus investigaciones, Manuela estuvo a inicios de los años 1970 entre los Krahó y, un poco más tarde, investigó en archivos históricos de Nigeria; en los años 1990, estuvo entre los siringueros3 del alto Río Juruá, en el sudoeste amazónico; y en los 2000, entre las cultivadoras de yuca del medio Río Negro, en el noroeste del Amazonas. Inició su carrera docente en 1975, como profesora de antropología en la Universidad Estatal de Campinas, donde permaneció durante 11 años, transfiriéndose posteriormente a la Universidad de São Paulo, donde se jubiló. Asimismo, asumió una cátedra de antropología en la Universidad de Chicago (E.E.U.U.), convirtiéndose en profesora emérita en 2009. A lo largo del camino, Manuela fue colaboradora en otras instituciones: Cambridge (1981-1982); École des hautes études en sciences sociales (1982); Museo Nacional (1984); Collège de France (1992 y 2011-12); Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (2000), Center for Advanced Studies in the Behavioral Sciences, Stanford University (2001-2002).
3Su obra abarca una diversidad interna notable: escribió sobre pueblos indígenas, pero también sobre esclavizados libertos que regresaron a África, sobre identidad, legislaciones indigenistas y esclavistas, catequesis, historia, chamanismo y conocimientos tradicionales, entre otras temáticas. En el camino, dialogó con juristas, historiadores, lingüistas, geólogos, biólogos, botánicos, diplomáticos y otros especialistas. Como escribieron otros colegas antes de nosotras “a antropóloga sempre se arriscou e nunca se limitou a um só campo, ou uma forma exclusiva de atuação, como se a fronteira fosse seu tema, antes de limitação disciplinar” (Lépine, Hofbauer e Schwarcz 2011, p. 7).
- 4 Entrevista concedida a Edilene Cofacci de Lima en noviembre de 2022, en su casa en São Paulo.
- 5 Artículo originalmente publicado en Chicago, en 2007.
4Buscamos aquí volver a trazar su trayectoria, y para ese fin nos apoyamos tanto en sus escritos, como en las repercusiones de su actuación profesional, así como en las más de 10 entrevistas publicadas y en la que ella nos concedió4. Esta última es de suma importancia, no por alguna información inédita que hayamos obtenido, sino por contribuir con el tono de levedad y de concentración que marca su discurso, iniciado en el salón y concluido en la oficina, donde fue hojeando sus últimas publicaciones. Esperamos haber dado a conocer el recorrido sin sobresaltos y siempre riguroso que va de la ortodoxia de su primer artículo, en 1973, hasta el erudito desarrollo de su Cultura com aspas, en 2009 (Carneiro da Cunha 2009a5).
5Los lectores brasileños reconocerán con facilidad el contexto de constante amenaza a los derechos indígenas, telón de fondo en el y contra el cual Manuela elaboró sus trabajos, al mismo tiempo que estos se alineaban en defensa de los derechos de los pueblos indígenas y tradicionales. Los lectores extranjeros estarán más familiarizados con su rigor analítico y su capacidad de síntesis. A ambos sugerimos no desvincular estas dos facetas siempre entrelazadas.
6Hija de padres húngaros –Miklós Ligeti, ingeniero, y Fanny Ligeti, psicóloga junguiana–, judíos no practicantes, nacida en Portugal (Cascáis, en 1943), Maria Manuela Ligeti llegó a Brasil aún siendo una niña. En São Paulo, frecuentó colegios católicos y, en el momento de decidir el área a la que se dedicaría en los estudios superiores –a pesar de la expectativa paterna por la Medicina– acabó ingresando al curso de física en la Universidad de São Paulo (USP), y concluyendo su pregrado en matemática en Francia. A los 17 años conoció y comenzó a relacionarse sentimentalmente con Marianno Carneiro da Cunha (1926-1980), con quien se casó en julio de 1963, cuando cumplía 20 años. Vivieron los primeros ocho años de matrimonio en París, donde Marianno se doctoró en asiriología (Carneiro da Cunha 2009a, p. 377).
- 6 El seudónimo de Nicolas Bourbaki dio nombre a un grupo de estudios iniciado en la École normale su (...)
- 7 A ellos fue dedicada la colección Cultura com aspas (2009a). Los seminarios del LAS también eran f (...)
- 8 Donde enseñó entre los años 1994 y 2009, y donde fue nombrada profesora emérita.
7Manuela cursó matemática durante el auge de la repercusión bourbakiana en la antropología estructural6, algo que, según ella, sería clave para su admisión, por parte de Claude Lévi-Strauss, en los seminarios del Laboratoire d’anthropologie sociale (LAS). Como dijo en el seminario de celebración de los 100 años de Lévi-Strauss, “me aceitou em seu seminário porque eu provinha da matemática” (Carneiro da Cunha 2009a, p. 120). En el LAS presentó un seminario sobre la tesis de François Lorrain, matemático canadiense que se dedicaba al álgebra de las categorías, aplicándola al análisis de mitos. El interés de Lévi-Strauss por las matemáticas no parece haber sido el único facilitador de esa admisión. Su ingreso en los seminarios se debó también a la intervención de la pareja Elena Cassin y Jean-Pierre Vernant (ibid., p. 378), que conoció por medio de Marianno y que se convertirían en sus grandes amigos7. En el LAS conoció además a Marshall Sahlins, de quien se volvió amiga y que, décadas más tarde, la invitó a componer el cuerpo docente de Antropología en la Universidad de Chicago8.
8En la segunda mitad de la década de 1960, la matemática no parecía movilizar los esfuerzos de Manuela y, de hecho, ninguna palabra suya en decenas de entrevistas indica algún movimiento para encaminarse profesionalmente en el campo de los estudios realizados hasta entonces –la matemática aparece, a lo sumo, como facilitadora para aproximarse a la antropología estructural, el campo de estudios que movilizó su interés–. En un raro esfuerzo de explicitar su adhesión definitiva a la antropología, Manuela escribe: “A matemática que estudei […] e o estruturalismo que me seduziu tinham em comum a construção ou a evidenciação da ordem” (2009a, p. 9). Después de tres años de asistencia a los seminarios del LAS, ya con un hijo pequeño, regresó a Brasil en marzo de 1970 e inició sus tentativas para aproximarse a la antropología realizada localmente.
- 9 La famosa carta es mencionada en varias entrevistas (Amoroso y Peixoto 1997, p. 19; Barcelos Neto (...)
- 10 Entrevista con Edilene Coffaci de Lima, 2022.
- 11 Antropólogo suizo, que en Brasil hizo investigación entre los Karajá.
- 12 Allí Manuela también frecuentó los seminarios de Julian Pitt-Rivers (1919-2001).
9En primer lugar, visitó el Museo Nacional de Río de Janeiro donde, llevando consigo una carta9 de presentación de Lévi-Strauss –“meu passaporte” (Carneiro da Cunha 2007b, p. 246)–, fue recibida por Roberto Cardoso de Oliveira, “vestindo jaleco”10, y Roberto da Matta. Los dos profesores divergían respecto a la longevidad del abordaje estructuralista, siendo Cardoso de Oliveira quien la invitó a iniciar su posgrado en antropología. La invitación acabó siendo rechazada por la distancia entre Río de Janeiro y São Paulo, donde Marianno enseñaba Historia en la USP. Más cerca de casa estaba la recién creada Universidad de Campinas (Unicamp), donde, con la misma carta, se presentó al joven africanista y especialista en estudios brasileños Peter Fry, que se convirtió en su orientador de maestría. La decisión sobre dónde realizar su trabajo de campo –algo que fue antes aconsejado por Lévi-Strauss (Carneiro da Cunha 2007b, p. 246)– contó con la recomendación y disponibilidad de Vilma Chiara, a quien había conocido en París, en los seminarios de Hans Dietschy (1912-1991)11, en la École pratique des hautes études12 (ibid., p. 379). Vilma Chiara le recomendó a Manuela los Krahó –pueblo hablante de una lengua de tronco macro-jê que habita en la parte norte del Brasil Central (actual estado de Tocantins)– con quienes tenía sólidas amistades. De esa forma, Manuela también participó del esfuerzo realizado en ese periodo por elaborar la etnografía de los pueblos hablantes de lenguas jê, si bien no estaba formalmente conectada al famoso Proyecto Harvard-Brasil Central.
- 13 Júlio César Melatti (1938-) formó parte del primer grupo de especialización en antropología del Mu (...)
10Para su maestría –que vendría a ser un doctorado por cambios burocráticos que resultaron de la instalación de un sistema de posgrado en Brasil– Manuela fue a estudiar entre los Krahó la concepción de la muerte y la constitución de la noción de persona, temas clásicos de la disciplina, pero aún poco desarrollados localmente. Para ello, combinó dos breves temporadas de campo (en agosto de 1970, y julio y agosto de 1972) con la colaboración de dos krahó en su propia casa y la revisión analítica de la etnografía de referencia, hecha por Julio Cesar Melatti13 a lo largo de los años 1960.
- 14 Ana Maria de Niemeyer se graduó en historia y geografía por la PUC-RJ y se interesó por la antropo (...)
11En los dos cortos períodos de campo, Manuela siempre estuvo acompañada por amigas que querían conocer a los indígenas. En la primera ida a campo, la acompañó la arqueóloga Niède Guidon, a quien conoció por intermedio de Vilma Chiara y, en la segunda, participaron Ana Maria de Niemeyer y Michel Audi14. Este último, inclusive, estuvo en campo por “exigencia” de los maridos de ambas, que a esas alturas consideraban inseguro que dos mujeres viajaran a esa región sin la compañía de un hombre.
- 15 En una entrevista menciona que su tesis fue “em grande parte” un trabajo bibliográfico, dado que “ (...)
12La tesis, escrita por quien era en aquel entonces madre de dos hijos pequeños, fue sustentada en 1976 y publicada como libro dos años después (Carneiro da Cunha 1978). Es económica respecto al número de páginas y, sin embargo, ofrece una contribución bastante original a la literatura. A pesar de que la propia Manuela reconoce y lamenta como breves sus permanencias en campo15, el abordaje de la temática de la muerte le permitió establecer un diálogo con la producción antropológica inglesa africanista. Este no solamente era el campo de estudios de su orientador, que era una importante referencia para la discusión de las experiencias de pueblos que sufrieron la colonización europea, sino que además la teoría de la descendencia cuya adecuación a la organización social entre pueblos amerindios ya venía siendo cuestionada, se había construido con base en la etnografía africanista.
- 16 La repercusión de su propuesta analítica puede ser reconocida, entre otros ejemplos, en el minucio (...)
13Diferentemente de lo que se describía respecto a África, entre los Krahó no se pretende ninguna continuidad con aquellos que ya se fueron, delegando a los ritos fúnebres la función de marcar la separación de los muertos, relegados así al otro mundo, el de la anti-sociedad de los “outros” (Carneiro da Cunha 1978, p. 3). La distinción es tan radical que cualquier aproximación que atraiga a los muertos, por medio de recuerdos o exhortaciones, puede ser fatal, de modo que en ese paisaje existencial no hay herencia, homenajes, ni se deben cultivar las reminiscencias. Los muertos, epítomes de la alteridad, deben ser olvidados16. La novedad en esa etnografía era que, aunque categorías de organización social como clanes, fratrías, linajes y mitades se hicieran presentes, eran menos determinantes para la comprensión de la sociología local que las nociones de cuerpo y de persona. Esta perspectiva transformó significativamente la comprensión de las culturas de los pueblos hablantes de lengua jê y, ampliada, inspiró varios trabajos que vinieron después, alcanzando el conjunto de la etnología suramericana (Viveiros de Castro 1986 y 2011).
- 17 Como anécdota, señalamos que Manuela no envió a Lévi-Strauss su tesis de doctorado, ni siquiera de (...)
14En medio de la redacción de la tesis, Manuela oficializó, por decirlo así, su iniciación a la antropología, publicando en 1973 el artículo “Logique du mythe et de l’action. Le mouvement messianique canela de 1963” en L’Homme, adonde fue enviado por Lévi-Strauss17 (Carneiro da Cunha 2007b, p. 246). Allí propone una lectura estructuralista bastante ortodoxa –“ultraestructuralista”, en sus propias palabras (2009a, p. 379)– de un tema de gran interés en las ciencias sociales brasileñas de los años 1960: el de los movimientos milenaristas y mesiánicos que se multiplicaban entre grupos subalternos, en particular entre campesinos e indígenas, que componían un vigoroso y diversificado movimiento político en un Brasil aún eminentemente rural, siendo duramente reprimidos después del golpe militar de 1964. En 1963, un movimiento mesiánico descrito por Melatti entre los Ramkokamekra-Canela se articuló alrededor de una niña que, aún en el vientre de su madre, anunciaba la inversión de las relaciones desiguales entre indígenas y blancos: los indígenas dominarían las ciudades y los blancos se resguardarían en la selva. Contra las expectativas indígenas, la niña nació muerta y de sexo masculino. Los anunciados reposicionamientos de las relaciones no se realizaron, y los criadores de ganado de la región se movilizaron contra los Canela, que acabaron siendo desplazados por los funcionarios del Servicio de Protección a los Indios (SPI) desde el cerrado (sabana) a la selva, generando más inadaptaciones.
- 18 A propósito, cabe indicar que la presencia ciudadana de Manuela en la defensa de los derechos indí (...)
15Mediante una lectura dedicada de las fuentes que noticiaron y comentaron ese movimiento mesiánico, junto al análisis del mito del surgimiento del hombre blanco entre los Timbira, Manuela hace uso de los procedimientos estructuralistas para una comprensión sistémica del sistema colonial como un sistema dinámico de encuentro y conflicto entre teorías y movimientos de orden propiamente cosmológico. A diferencia de interpretaciones condescendientes que reducían las articulaciones mitológicas formuladas por grupos asediados y subalternizados a una “ideología”, el abordaje de la mitología como sistema de pensamiento de derecho propio ofrece la posibilidad de una interpretación más abierta a la agencia de esos grupos, en medio de la desigualdad producida por la colonización. Junto a la tesis, el artículo presenta la marca de una contribución particular de la autora como lectora y analista sistemática de fuentes y de bibliografía que, en sus manos, permiten la construcción de perspectivas minuciosas e innovadoras con respecto a problemáticas centrales de los debates teóricos y políticos que marcan la antropología de la segunda mitad del siglo xx y de inicio del xxi. Ese modo de trabajar difiere de un perfil dedicado a la larga convivencia en campo, común entre mujeres de su generación, sin perjuicio de su contribución académica y de un sentido de compromiso ciudadano compartido con sus colegas18.
- 19 Como parte del Simposio “A pesquisa etnológica no Brasil”, realizado en el Museo Nacional y en la (...)
- 20 El Proyecto Harvard Brasil Central resultó de una alianza entre la Universidad de Harvard y el Mus (...)
- 21 En la misma ocasión, Manuela señaló que llegó a pensar en hacer una tesis sobre la gemelidad, y qu (...)
16A finales de los años 1970, Manuela aún dedicó su atención al Brasil Central, publicando dos artículos importantes sobre esta región: De amigos formais e pessoa; de companheiros, espelhos e identidades (originalmente publicado en el Boletín del Museo Nacional en 197919), y Escatologia entre os Krahó: reflexão e fabulação, publicado en una colección británica sobre arqueología y antropología de la muerte, organizada por Sarah Humphreys y Helen King (1981), en el que relee las conclusiones antes elaboradas en su tesis de doctorado. Después de eso, escribió sobre los pueblos jê en la primera mitad de la década de 1990, cuando colaboró en una colección titulada La remontée de l’Amazone, organizada por Philippe Descola y Anne-Christine Taylor en L’Homme. Haciendo un balance de las contribuciones del Proyecto Harvard-Brasil Central, Manuela señaló cómo el propósito de estudiar sociedades de cierta forma paradójicas –que concilian una tecnología pobre y una sofisticada organización social– acabó por enredarse en las telas de un excesivo nominalismo que evitaba abordajes comparativos20. Casi dos décadas después, en 2008, en la celebración del centenario de Lévi-Strauss, Manuela –en diálogo con las elaboraciones contenidas en Historia de Lince (Lévi-Strauss 1991)– trató, brevemente, la gemelidad entre los Krahó, a partir de las instituciones de amistad formal y del compañerismo21.
17La década de 1970 llevó a Manuela a otro escenario de investigación con respecto a la situación colonial y a los sistemas de transformación cultural, cuando Marianno fue invitado a enseñar en Ile-Ife en Nigeria, en los años 1975 y 1976. En ese nuevo ambiente, Manuela encontró la ocasión para hacer investigación dedicada a un tema de gran impacto en la pauta teórica y política de la antropología de la época: la cuestión de la identidad y de la pertenencia étnica, que inauguraba nuevos problemas en la concepción de la ciudadanía con la gestación de nuevos estados poscoloniales y posnacionales. La historia de la formación de la comunidad de brasileiros católicos –retornados tras liberarse de la esclavitud en Brasil– en la ciudad nigeriana de Lagos, desde el siglo xix, permitió el análisis de un caso específico de la producción de una identidad étnica en diálogo con la teoría de la etnicidad de Fredrik Barth. La discusión de las complejidades de la formación de grupos distintivos desde la situación colonial proporcionaba la oportunidad de mantener un diálogo con una etnología interesada en el problema de las relaciones interétnicas en Brasil y, más particularmente, con la construcción de respuestas a tentativas de la dictadura militar de controlar el movimiento indígena, entonces en franco proceso de articulación, por medio de criterios de “indianidad” que permitieran tanto la exclusión de líderes estratégicos como la liberación de tierras para la especulación territorial.
18De esa mirada que analizaba Brasil a partir de África resultó la publicación de su segundo libro, en 1985, Negros estrangeiros. Os escravos libertos e sua volta à África, en el cual Manuela avanza en pensar la etnicidad como alineada al totemismo: mientras el último toma especies naturales para delimitar grupos sociales –y así producir clasificaciones–, la etnicidad “usa espécies culturais para pensar um conjunto social de um novo tipo” (Carneiro da Cunha 1985, p. 208).
19La característica autorreflexiva de un sistema que debe construir un discurso sobre la propia continuidad ante la violencia y desagregación colonial supone un importante desafío descriptivo y teórico para una antropología que busca seguir el principio lévi-straussiano de “ciencia social de lo observado”. Se trata de describir cómo ese sistema lidia a su manera, no de modo impermeable, con problemas que le son impuestos desde paradigmas ajenos, observando tanto la langue –los códigos disponibles– como la parole –los agenciamientos operados por sus participantes–. Ese problema se reubicará a medida que categorías fundantes de la propia disciplina antropológica (etnia, cultura) vayan siendo apropiadas y transformadas, no solamente por los agendes del Estado, sino también por las propias colectividades preferencialmente estudiadas. Al final del libro, el carácter reflexivo de la noción de “cultura” entra en escena por primera vez (ibid., p. 208), con las debidas comillas que titularon un artículo y una colección más de tres décadas después (Carneiro da Cunha 2009a).
20A los estudiosos del Atlántico Negro les resultó extraño que el estudio sobre los brasileños de Lagos fuera concluido con una discusión casi puramente teórica (Dzidzienyo 1988), y con una figuración amerindia de los procesos de afirmación de la identidad étnica. El inicio de la carrera docente de Manuela en 1975, la obtención del título de doctorado en 1976 en la Unicamp, y la investigación en Nigeria coinciden con un momento de efervescencia progresiva del movimiento social indígena y proindígena en Brasil. En 1978, el ministro del interior, Rangel Reis, anuncia un proyecto de “emancipación” de los indígenas –hasta entonces considerados jurídicamente incapaces por la legislación brasileña–. Esta propuesta aprovechaba el movimiento social indígena que se intensificaba como un buen pretexto jurídico para negar el derecho de los pueblos indígenas a la tierra, tanto en el sentido de demarcaciones futuras, como en la garantía de tierras indígenas reconocidas por la propia Corona portuguesa y por el Imperio.
- 22 Aracy Lopes da Silva (1949-2001) investigó entre los Xavante, dirigida por Lux Vidal, en la USP, d (...)
- 23 La Comisión Pro-Indio sigue activa, hoy en día dedicada también a la promoción de los derechos de (...)
21En aquel turbulento contexto, Manuela participó de la creación de la Comisión Pro-Indio de São Paulo (CPI-SP), de la cual se convierte en la primera presidenta, rodeada por otras importantes mujeres etnólogas de su generación, o de generaciones próximas –entre las cuales se encontraron Lux Vidal, Aracy Lopes da Silva22, Dominique Gallois, Sylvia Caiuby Novaes, de la USP, y Carmen Junqueira de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo– y de juristas como Dalmo Dallari, además de estudiantes23. La Comisión Pro-Indio organizó así grandes eventos de movilización popular por los derechos indígenas, con fuerte presencia de líderes de todo Brasil, y publicó una serie de Cuadernos de referencia para acompañar la pauta.
- 24 Se trata de una sugerencia hecha por nosotras durante la entrevista realizada, pero con la que Man (...)
22En virtud de la agitación de aquel período, el año de 1978 acaba estableciéndose como un marco en el conjunto de su obra. Como reconoció, “passei a escrever e atuar sobre assuntos cuja relevância era basicamente política” (Barcelos Neto et al. 2007, p. 824) –a pesar de que consideremos que ya el primer artículo, sobre el movimiento mesiánico Ramamkokamekra-Canela, puede ser leído en clave política, ella misma no necesariamente lo reconoce así24–. En todo caso, de ahí en adelante, la fina articulación entre el trabajo teórico y la coyuntura política sería una constante en su producción.
23Dos años después, en 1980, Manuela quedó viuda.
24Durante la década de 1970 Manuela dispone la mutua estructuración entre el lenguaje y la política, no solamente en la construcción de sus interpretaciones, sino también en su selección de temas y de problemas sucesivamente enfrentados. El gran movimiento público contra la “falsa emancipación” de los indígenas lleva al medio etnológico a la escena pública. Los riesgos para las colectividades indígenas y para la propia antropología, que suponen las discusiones sobre los criterios que fundamentan la definición de la identidad étnica y racial, son el problema al cual ella dedicará mayor atención, y es el concepto de cultura el que permite el reconocimiento del carácter transformacional e histórico de la identidad, sin incurrir en el silenciamiento de la experiencia vivida de pertenencia y de las posibilidades de organización colectiva que esta ofrece. En 1978, en una mesa organizada por la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia, Manuela insistirá en el lugar central del concepto de cultura, advirtiendo que no debe tomarse como “algo dado, posto, algo dilapidável também, mas sim algo constantemente reinventado, recomposto, investido de novos significados” (2009a, p. 239). Ese concepto de cultura descartaba cualquier comprensión esencialista y la idea incluida en el concepto de aculturación cooptado por el proyecto de falsa emancipación indígena.
25Al final de este período, ya al inicio de la década de 1980, se publican tres artículos destinados al público en general en un periódico de gran circulación, la Folha de São Paulo: se trata de “Critérios de indianidade ou lições de antropofagia” y “A hora do índio”, de 1981, y el “Parecer sobre os critérios de identidade étnica”, de 1983 (Carneiro da Cunha 1986). Desde ese entonces, su presencia en publicaciones para no expertos será frecuente y su postura pública, comprendida como una opinión calificada, es recurrentemente solicitada cuando la temática trata sobre los derechos indígenas y, más recientemente, sobre comunidades tradicionales.
26Los artículos mencionados anteriormente, sumados a otros, serán publicados en la primera recopilación de Manuela, titulada Antropología do Brasil: mito, história e etnicidade, de 1986, que reúne sus contribuciones a la antropología a lo largo de, aproximadamente, 15 años desde su iniciación en la disciplina. Dividido en tres partes –organización simbólica de las sociedades indígenas, etnicidad y antropología e historia– en ella están reunidos tanto sus artículos sobre los Krahó (en la primera parte), como algunos de sus artículos “ocasionales” (o mejor, de síntesis teórico-política y de resistencia al proyecto de emancipación de los indígenas), y aquellos en que una historia atenta a la situación de indígenas y negros esclavizados permite pensar la formación de Brasil en un momento de reformulación del proyecto nacional. Según la reseña de Nádia Farage, la reunión de artículos heterogéneos guarda una “secreta e obstinada intenção”, que alinea “uma reflexão teórica sobre a questão da dominação política em suas múltiplas faces” (Farage 1988, p. 247). Releyendo el volumen con una mirada retrospectiva, casi 40 años después, en él aparece ya anunciada una preocupación con la que partirá a Estados Unidos: el concepto de cultura. Aún sin las comillas que aparecerán en su segunda colección, como un modo de abrazar su reflexividad constitutiva (Carneiro da Cunha 2009a), el contenido político de la cultura es explicitado. En el prefacio, Manuela escribía, hablando de la década de 1970: “a dimensão política da cultura é um tema central, senão o tema central dessa década” (1986, p. 8). Considerando todo lo que sucedió desde entonces, el contenido político, como hemos mencionado, se tornó más acentuado.
- 25 Componen la Gestión Manuela, Ruben George Oliven y Carmen Cinira de Macedo.
- 26 Los relatos de Manuela sobre las negociaciones y enfrentamientos durante la Asamblea son recurrent (...)
27Así, en el sentido de una acción científica ciudadana en el ambiente de redemocratización, y ahora como profesora de la Universidad de São Paulo, Manuela compone el cuerpo directivo de la Asociación Brasileña de Antropología (ABA) como presidente durante el bienio 1986-198825. El período abarca exactamente la construcción y el funcionamiento de la Asamblea Nacional Constituyente, que dará origen a la llamada Constitución Ciudadana. En aquel momento, de forma unida, la comunidad antropológica se involucró en diferentes movimientos sociales en el proceso de garantizar derechos a las colectividades históricamente marginalizadas y vulneradas. En el caso de los pueblos indígenas, era preciso asegurar y ampliar un conjunto de derechos, principalmente los derechos políticos y el derecho a la tierra, ya delineado en los marcos jurídicos precedentes, pero que se venía fragilizando por la especulación sobre las tierras, intensificada con los varios proyectos de colonización del interior de Brasil y el milagro económico de los años 197026.
Fig. 1 – Florestan Fernandes, Bernardo Cabral, Otávio Elias Alves Brito, Carolina M. Bori y Maria Manuela Carneiro da Cunha durante la entrega de las propuestas de la Sociedade Brasileira para o Progresso da Ciência (SBPC) para la Asamblea Constituyente del 17 de Julio de 1987
(foto Eugênio Novaes/Acervo SBPC)
- 27 Manuela reconoce a Dalmo Dallari como autor de los dos artículos que constan en la Constitución Fe (...)
- 28 Dicen los artículos: Art. 231. Son reconocidos a los indígenas su organización social, costumbres, (...)
- 29 Mencionamos rápidamente a Ailton Krenak que, en aquel momento, dirigía la Unión de las Naciones In (...)
28De esta participación científica resultó la publicación de un conjunto extenso de investigaciones y trabajos orientados al estudio de la historia de los derechos indígenas, parte de ellos reunidos en el libro Os direitos dos índios. Ensaios e documentos (1987a), con la participación de Nádia Farage, Beatriz Perrone-Moisés, Carla Antunha Barbosa, João Dal Poz, Lídia Izabel da Luz y Mara Manzoni Luz. Ya en su primer párrafo Manuela indica su intención: “Este livro quer ser, antes de qualquer coisa, um instrumento para os membros da Assembleia Constituinte de 1987, quando se ocuparem da questão indígena” y, algunas líneas después, “apesar da legislação favorável, os índios foram, ao longo dos séculos, escravizados, mortos e espoliados de suas terras” (p. 11). Es también del período de la Constituyente el estrecho diálogo de Manuela con juristas, especialmente Dalmo Dallari y José Afonso da Silva, profesores de la Facultad de Derecho de la USP y colaboradores cercanos en la elaboración del capítulo Dos Índios en el texto de la Constitución27. El texto constitucional aprobado promovió avances notables, siendo reconocidos los derechos indígenas a la tierra como “originarios” –por tanto, anteriores a Brasil, como derechos congénitos propiamente–; además, por primera vez en la historia brasileña, los indígenas pasaron a tener capacidad jurídica, esto es, la posibilidad de ingresar en juicio para defender sus derechos e intereses, rompiendo finalmente con la tutela indígena y siendo reconocidas las personas indígenas como ciudadanos plenos en el orden nacional. Los avances en la legislación indigenista quedaron registrados en dos artículos de la Constitución, aún hoy notables, aunque amenazados, el 231 y el 23228. Del período de actuación en la Constituyente, fue importante también el diálogo y la alianza política establecida con los propios indígenas involucrados en la defensa de sus derechos29, y con los geólogos, en virtud del hecho de que sectores políticos querían permitir en las tierras indígenas la exploración mineral (Carneiro da Cunha y Carvalho 1987).
29En ese contexto, los problemas que rodean la historia del indigenismo y las historicidades indígenas se tornan más un “imperativo práctico” en la etnología indígena. El aumento progresivo de la comunidad de investigadores, y las articulaciones de pautas trabajadas colectivamente en seminarios, grupos de investigación y laboratorios, de modo atento a los movimientos sociales, a la sociedad civil organizada y a la construcción de nuevas políticas públicas, multiplica también los colaboradores e interlocutores de Manuela.
30Un volumen triple de la Revista de Antropología de la Universidad de São Paulo, organizado por ella y publicado en 1989, reúne a más de 20 investigadores estudiosos de la historia indígena y del indigenismo, temática entonces eclipsada por la intensificación de los trabajos de campo en las décadas de 1960 y 1970, fuera por desconfianza de las fuentes históricas, o por una inclinación funcionalista y estructuralista más atenta a sistemas que a contingencias. Como ella explicará, se trataba de una temática olvidada por los historiadores y, al mismo tiempo, por los antropólogos, los primeros por desconfiar de los sesgos de la documentación escrita (y con poca inclinación a apoyarse en la tradición oral) producida por agentes de la colonización, y los segundos por ser herederos de las tradiciones funcionalista y estructuralista, que preferían los sistemas a las contingencias como sus soportes analíticos (Carneiro da Cunha 1987b, p. 1-2).
- 30 La creación e implementación del NHII se dio con el financiamiento de la Fapesp (Fundação de Ampar (...)
- 31 Según Manuela, era Eunice Durham, también profesora de antropología en la USP, quien “pregava que (...)
- 32 En 2011, este da origen al Centro de Estudios Amerindios de la USP. Ver: https://cesta.fflch.usp.b (...)
31Las investigaciones históricas dan origen al Núcleo de Historia Indígena y del Indigenismo (NHII)30, y los trabajos antes reunidos y pautados en la Comisión Pro-Indio formaron el embrión de la fundación del “Núcleo”, como se lo conoció. Con la redemocratización del país, en la segunda mitad de la década de 1980, volvió a ser posible realizar investigaciones sobre los pueblos indígenas dentro de la universidad, de forma institucionalmente organizada31. A partir de entonces, en el Núcleo se encontrarán a lo largo de dos décadas tanto investigadores expertos, habituados a la realización de trabajo de campo con orientaciones varias, como investigadores en diferentes etapas de formación, como Dominique Gallois, Marta Amoroso, Beatriz Perrone-Moisés, Paulo Santilli, Nádia Farage, Oscar Calavia Sáez, Edmundo Peggion, Els Lagrou, Clarice Cohn, Flora y Aluísio Cabalzar, entre otros. El Núcleo de Historia Indígena y de Indigenismo se consolida en la USP como un espacio de formación de nuevos investigadores en etnología indígena en Brasil32.
32En la primera mitad de esa década, Manuela coordina un extenso proyecto sobre historia indígena y realiza, en 1991, un gran seminario sobre la temática con investigadores de diferentes instituciones de investigación, del cual resultó la publicación de História dos Índios no Brasil (1994), que alcanzó inmediata repercusión. La colección contempló diferentes regiones geográficas y, dada la robustez del conjunto, acabó convirtiéndose en una obra de referencia para quienes se aproximan a la temática.
- 33 Colaboración iniciada con la redacción del artículo “Vingança e temporalidade: os Tupinambá” (1986 (...)
- 34 Se trata del simposio titulado “Pesquisas recentes em etnologia e história indígena na Amazônia”, (...)
- 35 La colección La remontée de l’Amazone, ya mencionada, compone el mismo movimiento de revisión en l (...)
33En el mismo sentido de actualización de problemas y paradigmas etnológicos, Manuela edita en el Núcleo, en colaboración con Eduardo B. Viveiros de Castro, la colección “Amazônia. Etnologia e História” ([eds.] 1993)33. En esta recopilación se reúnen trabajos de 15 investigadores de diferentes nacionalidades, todos amazonistas, cubriendo temas que van de la historia a la organización social, la cosmología, y alcanzando las relaciones con el medio ambiente. Los trabajos ahí reunidos resultan de un simposio34 realizado seis años antes en Belém, y ofrecen una sólida muestra de direccionamientos teórico-etnográficos de la etnología amerindia, a partir del impulso que recibió a partir de los años 1970 y de los trabajos de Lévi-Strauss, con la intensificación de investigaciones etnográficas y la proyección de la región –que antes padecía, como señala la dupla, “de uma espécie de indiferença antropológica”35–.
- 36 Manuela orienta los trabajos de maestría de Paulo Santilli y de Nádia Farage, en la Unicamp, a par (...)
34En estrecho diálogo con John Manuel Monteiro (1994), Manuela también insiste en la importancia de la publicación de fuentes documentales36 sobre los pueblos indígenas, importante para una comprensión histórica menos calcada en las figuras de los colonizadores, y porque la documentación sobre la presencia indígena tiene un importante grado probatorio en tribunales en Brasil.
- 37 [N.T.] Este modelo se encuentra dentro de los tipos de áreas protegidas de dominio público en Bras (...)
35De forma paralela, y redefiniendo de alguna forma sus intereses más directos, Manuela acompaña el escenario de resistencia de los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales en el estado amazónico de Acre, fronterizo con Perú. Comienza a frecuentar esa región en diálogo con su segundo marido, el antropólogo Mauro W. Barbosa de Almeida –que se doctoró en la Universidad de Cambridge, orientado por Stephen Hugh-Jones, en 1992–. Durante el curso de sus trabajos de campo, Mauro asesoró a los siringueros en sus demandas políticas y se implicó directamente en la creación de la primera Reserva Extractivista37 en Brasil –la del alto Juruá, en la región donde se desarrolló la investigación–.
36En aquella ocasión, el suroeste amazónico, especialmente el estado de Acre, estaba muy tenso políticamente hablando. Los siringueros –organizados a partir del Consejo Nacional del Siringuero (CNS)– reivindicaban derechos territoriales en un modelo de demarcación semejante al de las tierras indígenas, con tenencia colectiva, y no con propiedades divididas en pequeños lotes, como en las áreas de colonización. Se trataba de un modo de garantizar el uso ecológicamente sustentable que hacían de la selva, menos predatorio que el de las haciendas que comenzaban a instalarse en la región, interesadas en la explotación maderera y en la pecuaria. En aquel contexto fue asesinado, en 1989, Chico Mendes, líder de los siringueros en el sur de Acre, en el municipio de Xapuri.
- 38 Como consta en la introducción, la Enciclopédia nació de conversaciones entre Mauro W. Barbosa de (...)
37Al mismo tiempo, también se articulaban políticamente los pueblos indígenas en Acre, reivindicando la ancestralidad de sus tierras que acabó siendo reconocida con la promulgación de la Constitución en 1988. Para conducir las luchas de siringueros e indígenas fue creada en 1987 la Alianza de los Pueblos de la Selva, un movimiento político ambientalista, que reunía a siringueros e indígenas, y que, finalmente, acabó rediseñando el mapa de las relaciones de estos pueblos en Acre. A partir del diálogo con los idealizadores38 de la Alianza de los Pueblos de la Selva se concibió un nuevo gran proyecto de investigación, que resultó en la Enciclopédia da Floresta, publicación organizada por Manuela y Mauro (Carneiro da Cunha y Almeida [eds.] 2002).
Fig. 2 – Manuela, en el centro, acompañada de Mauro W. Barbosa de Almeida, a la izquierda, y de Antonio Batista de Macedo, a la derecha
(foto Mariana Pantoja Franco, febrero 1994)
- 39 Hasta el inicio de este siglo, ningún artículo de Constantin Tastevin había sido traducido en Bras (...)
38Hasta aquel momento, al inicio de los años 1990, varios de los pueblos indígenas del alto Juruá eran desconocidos etnográficamente, ya que poco o nada había sido escrito sobre ellos. Las notables excepciones eran los escritos del misionero francés espiritano Constantin Tastevin39 y el trabajo de Terri Valle de Aquino (1977), entre los Huni Kuin. A partir del Núcleo, Edilene Coffaci de Lima y Oscar Calavia Sáez fueron a investigar, respectivamente, entre los Katukina y los Yaminawa, ambos pueblos de lengua pano. A partir de la Unicamp, otros investigadores (Alexandre Goulart, Andrea Martini, Eliza Lozano Costa, Gabriela Araújo y Mariana Pantoja Franco) estuvieron entre los siringueros y Margarete Kitaka Mendes entre los Ashaninka.
39En un breve periodo de tiempo, varios antropólogos, biólogos, botánicos, geógrafos, herpetólogos y edafólogos llegaron al alto Juruá. Al fin y al cabo, todos participaban en la realización del gran proyecto llamado “É possível populações tradicionais gerenciarem áreas de conservação ambiental? Um projeto piloto na Reserva Extrativista do Alto Juruá”, financiado por la Fundación MacArthur, de 1993 a 1996, bajo la coordinación de Manuela, Mauro y Keith Brown Jr., renombrado lepidopterólogo y profesor de la Unicamp. Uno de los resultados de la realización de ese proyecto fue la publicación, en 2002, del libro Enciclopédia da Floresta, que reunía conocimientos de siringueros e indígenas: Ashaninka, de lengua arawak, y Katukina y Kaxinawá, ambos de lengua pano, sobre la selva que tienen como morada, así como sobre saberes relativos a sus habitantes no humanos. Contradiciendo la idea comúnmente aceptada de que los conocimientos tradicionales son pragmáticamente orientados, los organizadores en la introducción escribieron sobre el hambre de conocimiento de la población local como animadora del compendio, resonando la ciencia de lo concreto lévistraussiana:
Credita-se assim o saber tradicional ao simples apetite de comida. Mas as populações pesquisam e especulam sobre a natureza muito além do que seria necessário ou racional do ponto de vista econômico. Há um “excesso” de conhecimento só justificado pelo mero prazer de saber, pelo gosto do detalhe e pela tentativa de ordenar o mundo de forma intelectualmente satisfatória. Dentre os apetites, o apetite de saber é dos mais poderosos. (Carneiro da Cunha e Almeida [eds.] 2002, p. 13)
40Muchas cosas suceden al mismo tiempo, y es también en la década de 1990 cuando Manuela estrecha su colaboración con el departamento de Antropología de la Universidad de Chicago. En 1990 Manuela permanece un año en Chicago como profesora invitada, formando parte del cuadro docente en 1994 y participando en debates internacionales sobre la aplicación y las consecuencias de la Convención de Diversidad Biológica de 1992 para los pueblos originarios y las comunidades tradicionales.
41Así, a partir de la última década del siglo xx, Manuela inaugura una nueva agenda de investigación, contribuyendo en varios debates sobre conocimientos tradicionales y derechos intelectuales, y participando en publicaciones marcadas por la diversidad de temáticas. Participa, por ejemplo, en un debate promovido por Marilyn Strathern y publicado en Social Anthropology (Strathern et al. 1998), cuyo lema era Exploitable knowledge belongs to the creators of it: a debate, y contribuye directamente en una revista dedicada a estudios etno-agrícolas y etno-botánicos, el Journal d’agriculture traditionnelle et de botanique appliquée (Carneiro da Cunha 1998). En la década siguiente, desarrolla la pauta acerca de los conocimientos tradicionales, sea a partir del alto Juruá, tratando sobre la sociobiodiversidad (Carneiro da Cunha y Almeida 2009), del medio Río Negro, tratando sobre biodiversidad agrícola, de yuca particularmente, en alianza con la botánica Laure Emperaire (Carneiro da Cunha 2011; Emperaire et al. 2010), o bien del valle del Río Ribeira, en el litoral sur de São Paulo, con Cristina Adams (Carneiro da Cunha, Magalhães e Adams [eds.] 2021).
Fig. 3 – Manuela, con niños en la ventana, comunidad de Tapereira, Santa Isabel do Rio Negro (Amazonas)
(foto Laure Emperaire, 2006)
- 40 El “Projeto Kampô: integrando o uso tradicional da biodiversidade à pesquisa científica e ao desen (...)
42En 2009, Manuela publica una nueva recopilación. Se trata de Cultura com aspas, libro en el cual reúne 20 artículos publicados desde el inicio de su actividad como antropóloga. Dividido en cuatro partes, el libro recupera artículos publicados en recopilaciones anteriores y compila, en la última sección, parte de las cuestiones a las que se ha dedicado desde el inicio de este siglo, especialmente sobre temas ambientalistas y saberes tradicionales. El artículo que titula el libro, “‘Cultura’ e cultura: conhecimento tradicionais e direitos intelectuais” –originalmente publicado en inglés (Carneiro da Cunha 2007a), en la colección entonces dirigida por Marshall Sahlins– inicia con una síntesis de lo que fue su participación en un proyecto del Ministerio del Medio Ambiente –el Proyecto Kampô40– para continuar con una reflexión sobre los efectos generados cuando la cultura, sea donde sea, además de ser simplemente vivida, tiene que ser mostrada, exhibida, y es el momento en el que recibe las comillas, convirtiéndose en “cultura” –expediente autoconsciente y auto reflexionado en el que ambas se transforman y se afectan mutuamente–. Aunque no podemos detenernos demasiado en esta cuestión, es necesario prestar atención a los modos de expresarse: “A lógica interna da cultura não coincide com a lógica interétnica da ‘cultura’. […] A questão é saber como é que as pessoas fazem para viver ao mesmo tempo na ‘cultura’ e na cultura” (Carneiro da Cunha 2009a, p. 359).
43A esta temática Manuela se dedica siete años más, ahora con financiamiento de la Fundación Ford para un gran proyecto, lo que le permite acompañar a un grupo de investigadores interesados en examinar las políticas culturales puestas en práctica, sea por órganos estatales o por los propios indígenas. En aquel momento, el Ministerio de Cultura de Brasil buscaba consolidar mecanismos participativos en los que los derechos culturales ganaban espacio en la pauta indígena e indigenista junto a los derechos a la tierra, a la salud y a la educación. En ese escenario, ella aclaraba que “há políticas culturais para os índios e políticas culturais dos índios. Não são a mesma coisa” (Carneiro da Cunha 2016, p. 9). El proyecto da origen a un libro editado con Pedro Cesarino, que reúne 19 contribuciones que buscan abordar etnográficamente proyectos culturales que o bien son destinados a los indígenas, o son resultado de la iniciativa de los propios indígenas. De norte a sur de Brasil, los pueblos indígenas fueron alcanzados por este tipo de iniciativas y, probablemente, las concibieron y elaboraron de diferentes formas. La colección busca, justamente, reunir etnografías que tratan de los efectos de estas iniciativas entre varios pueblos indígenas, en las cuales no faltan malentendidos, conflictos e innovaciones interesantes (Carneiro da Cunha y Cesarino [eds.] 2016).
44Un avance de las discusiones sobre las políticas culturales para y de los indígenas había sido publicado antes en la Revista do Patrimonio, editada por el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional, alrededor de un problema que ya se describía como central: el tema de la propiedad. Manuela se preguntaba: “por que não outros direitos intelectuais que não sejam de propriedade?” (2005, p. 19). La respuesta larga, con una minuciosa exégesis sobre el uso del concepto, y algo indignada, aparece más tarde en Cultura com aspas, cuando afirma que la prevalencia del lenguaje de la propiedad expresa nada más que “nossa imaginação limitada” (2009a, p. 354). Una forma directa de llamar la atención sobre el hecho de que, con ojos atentos a las etnografías, lo que se observa es que “há muito mais regimes de conhecimento e de cultura do que supõe nossa vã imaginação metropolitana” (ibid., p. 329).
45Aún en la presentación de la Revista do Patrimonio y en la temática de la propiedad, Manuela, jugando con el vocabulario prestado de Marx, dirá que mientras algunas culturas –la nuestra especialmente– insisten en el valor de cambio, otras maussianamente se interesan más por el valor del acto de cambiar (2005, p. 25), en las relaciones que se tejen entre los diferentes participantes de esos procesos de valorización cultural. Etnográficamente esos intercambios, y las relaciones que engendran, serían mejor comprendidos si no se redujeran simplificadamente a valores pecuniarios.
- 41 A pesar de haber iniciativas de licenciatura indígena y presencia puntual en los espacios académic (...)
46La variada obra de Manuela es el resultado de innumerables diálogos y acaba revelando también las transformaciones en la forma de compartir (o no) la autoría formal en publicaciones de investigación41. Si en el HIB (de 1992) son autores académicos, en la Enciclopédia da Floresta (de 2002), coorganizada por Mauro W. Barbosa de Almeida, algunos indígenas aparecen, aún tímidamente, como colaboradores y coautores y, en la colección Políticas culturais e povos indígenas (de 2014), coorganizada con Pedro Cesarino, los indígenas aparecen como autores plenos, compartiendo el mismo espacio que los académicos. Como si eso nos autorizara entonces a decir que las tres obras, a lo largo del tiempo, ilustran las transformaciones que ocurren en el interior de la propia antropología, a partir del contexto en el cual se sitúa Brasil, poniendo de relieve sus efectos.
47En los últimos años, con los retrocesos experimentados por el régimen democrático en Brasil desde mediados de los años 2010, el trabajo de Manuela fue explicitando su activismo. De ese período se destacan otras tres obras, con nuevas alianzas, que tienen la agenda política como principal motor. En 2017, con Sônia Barbosa Magalhães, publicó un informe sobre A expulsão dos ribeirinhos em Belo Monte42, reuniendo a diversos investigadores, de diferentes áreas, que evaluaron los impactos ambientales de la Construcción de la Hidroeléctrica en el Río Xingu (Carneiro da Cunha y Magalhães [eds.] 2017). Al año siguiente, en coautoría con Samuel Barbosa, Manuela retomó el debate con los juristas para, esta vez, responder a la tesis del Marco Temporal43 (Carneiro da Cunha y Barbosa 2018). El diálogo con los juristas se había establecido de forma clara en la Constituyente, desafortunadamente volviendo con fuerza más de 30 años después, por los mismos motivos: la amenaza a la demarcación de tierras. Colabora en una publicación virtual mantenida y permanentemente actualizada por la Sociedad Brasileña del Progreso de la Ciencia. Se trata de la colección titulada Povos tradicionais e biodiversidade no Brasil: contribuições dos povos indígenas, quilombolas e comunidades tradicionais para a biodiversidade, políticas e ameaças, coorganizada con Cristina Adams y Sônia Barbosa Magalhães44.
48A partir de la segunda década de este siglo, Manuela pasa a tener participación en el BPBES (Plataforma Brasileña de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos), un grupo de investigación y acción que reúne, nuevamente, a investigadores de diferentes áreas, con fuerte predominio de científicos naturales45.
49Si sumamos las diversas publicaciones dirigidas por Manuela a lo largo de cinco décadas, aparecen más de dos centenares de colaboradores, incluyendo indistintamente coautores y autores en obras colectivas, y esto sin contar sus trabajos de orientación en las tres universidades en las que ejerció. Desde un punto de vista cuantitativo, su influencia se ha extendido de forma extraordinaria y, por eso mismo, se ha convertido en duradera, cualitativamente hablando.
50Si su aprecio por el trabajo colectivo es grande, tal y como hemos destacado, causa extrañeza que, en los 50 trabajos que dirigió en el posgrado, Manuela raramente se reconozca como profesora, definiéndose en primer lugar como investigadora, como si ambas no fueran caras de una misma moneda –o como si la enseñanza, comprendida de modo bastante convencional, se restringiera al salón de clase–.
- 46 En ese sentido, destacamos su coordinación de un Fórum en Hau, en el que es tratado el conturbado (...)
51Es notable que desde el primer artículo publicado en L’Homme en 1973, hasta los días actuales, Manuela no dejó de participar en actividades, ni dejó de reunir a investigadores de diferentes áreas y generaciones. Tampoco dejó de acompañar las diferentes temáticas que se suman en su itinerario: la escatología, la legislación indigenista y la historia indígena, y de estas a los saberes tradicionales, a las legislaciones internacionales de protección de la biodiversidad, teniendo siempre en la mira las formas y concepciones locales. En el convulso contexto político brasileño de los últimos años, avanzó en la defesa de los principios de garantía de los derechos originarios de los pueblos indígenas, en la arena de la legislación y de la política indigenista46. Los cambios de contextos, con su pronunciada sensibilidad política, afectan permanentemente sus investigaciones, que se dirigen en el momento presente hacia la búsqueda de una contribución científica ciudadana aportando conceptos y argumentos duraderos en medio de la precariedad de los derechos de las colectividades vulnerables de Brasil. Es inevitable decir entonces que, a excepción de su primer artículo y de su tesis, todas las temáticas a las que se dedicó posteriormente hacen una fuerte alusión a los contextos histórico-políticos.
52Sin que tuviéramos la ambición de ser exhaustivas, debemos reconocer que posiblemente nuestro sobrevuelo de la obra de Manuela puede haber omitido involuntariamente algunas de sus contribuciones –sean pronunciamientos públicos, publicaciones, alianzas que deben haber quedado sin ser mencionadas–, o dejado demasiados hilos sueltos, lo que sería una pena. Si es así, solo nos queda lamentarlo y también disculparnos. Aunque, de cierta forma, responsabilizamos a la homenajeada por nuestra falta: el tamaño y las múltiples implicaciones conceptuales de su obra sobrepasan nuestra capacidad de síntesis y, atentas en fijar marcos, tal vez hayamos dejado pasar otras semillas lanzadas a su alrededor.